
A lo mejor ustedes me dirán que el concepto de felicidad depende de quienes somos, de nuestros valores, de nuestras experiencias, de nuestros paradigmas y de lo que hemos hecho y logrado hasta aquí.
Bien, es cierto. En un mundo en donde reina lo relativo, lo sesgado por quien califica y juzga, no se puede hablar en términos absolutos, pues así como no existe un concepto único de belleza, tampoco existe un concepto único de felicidad.
Pero mi pregunta podría reformularse de la siguiente manera: ¿Somos capaces de sentir paz en nuestro corazón? ¿Esa paz que completa y engrandece, esa paz que no se negocia ni se vende en una esquina cualquiera? ¿Sentimos seguridad por nuestro futuro y poseemos la capacidad de anticiparnos a los hechos cuando nos levantamos por la mañana? Si podemos llamar a esto felicidad… ¿Cuántos de nosotros seríamos felices?...
Fácil es advertir que no tendríamos muchas respuestas afirmativas porque, la mayoría de nosotros, no siente que la vida que vive es lo que hubiera querido vivir.
Y saliendo de este juego de palabras, pregunto: ¿Qué es lo que nos causa dolor? ¿Qué es lo que nos causa decepción y frustración? ¿Qué es lo que nos enferma? ¿Qué es lo que nos aparta del camino de la felicidad?
Acá podríamos decir mil cosas: el caos en el que vive nuestra sociedad, el desajuste económico de nuestro país, las guerras del mundo, la falta de valores, la inseguridad, la falta de trabajo, el dinero que no alcanza, el exceso de información, y otra vez el caos, el caos por doquier…
¿Acaso no venimos del caos?
El caos describe una condición de confusión, de materia desorganizada, la cual ya existía antes de la creación del cosmos… Entonces… ¿por qué nos afecta tanto?... Entonces… ¿por qué encontramos tantas excusas para sentirnos mal, por qué nos refugiamos en el rol de víctimas para no trabajar en esa búsqueda de plenitud que es innata al ser humano?
En los tiempos que corren encontramos a una parte de la humanidad, denominada por algunos masa crítica, diseminada por el planeta y trabajando interrelacionadamente para generar un cambio de conciencia a nivel mundial, que nos permita salvarnos -como especie-, de la autodestrucción a la que vamos a pasos agigantados.
Desde ellos, y desde las diversas disciplinas que representan, nos llegan múltiples mensajes. Por ejemplo: las respuestas a todas nuestras preguntas se encuentran en nuestro interior, en nuestro ser; todo explica todo, por todos somos uno; somos los cocreadores de nuestra realidad, ya que desde adentro hacia fuera decretamos lo que queremos para nuestro tiempo y espacio; la felicidad es una decisión personal, etc… etc... etc…
Si hasta hoy hemos transitado una vida llena de limitaciones es hora de despertar, de cambiar… porque tenemos el poder de cambiar el orden supuestamente establecido... solo necesitamos ganas, voluntad y... ¡ACTITUD!
Paso a paso…
Como no tenemos arraigada la cultura del cambio, les propongo una serie de ejercicios mentales, para abrirle los brazos a todo eso bueno que queremos y VAMOS a recibir…
1) Agradezcamos;
2) Generemos sentimientos de agradecimiento y amor;
3) Visualicemos
AGRADECER
El Dr. Masaru Emoto fotografió durante algo más de 10 años cristales de hielo y descubrió que el agua posee vida, se expresa y habla a través de las distintas formas que adopta, conforme cambian nuestras palabras, emociones, sentimientos y pensamientos hacia ella.
En un estudio revelador, este científico japonés nos demostró que los cristales están llenos de lecciones acerca de cómo deberíamos –y debemos- vivir nuestra vida, para que ésta se encuentre llena de felicidad y salud.
La vida de los cristales fotografiados, era tan solo de unos 20 segundos, tiempo en que la temperatura tardaba en elevarse y derretirlos, tiempo suficiente para decirnos algo.
¿Primer enseñanza?
Las verdades del cosmos adquieren forma y se vuelven visibles, aunque solo sea por unos instantes. ¡Son flashes que atraviesan los portales del tiempo! ¡Son flashes que nos trasladan a otra dimensión!
Como todos sabemos, el cuerpo humano promedio se compone de 70% de agua, de lo cual se infiere que nosotros existimos principalmente como agua. El agua transporta energía y por ello debe moverse, cambiar, fluir…
Entre otras cosas, el agua tiene la capacidad de copiar y memorizar información… Recepta vibraciones, música, palabras, intenciones, sentimientos, pensamientos y traslada ese mensaje… Y si bien es cierto que este tema es inagotable y da para un artículo completo, hoy solo voy a compartir con ustedes lo siguiente: el agua sometida a la palabra GRACIAS formó cristales hexagonales maravillosos, mientras que el agua sometida a palabras agresivas formó cristales malformados y fragmentados.
Cuando vi las fotografías sentí la presencia de Dios en toda la creación y un escalofrío recorrió mi cuerpo… Todo nos habla y no somos capaces de escuchar… Todo nos señala el camino a seguir y estamos tan atrapados en nuestros “problemas a resolver” y en nuestra carrera diaria, que no advertimos que las respuestas se encuentran implícitas en cada cosa que nos rodea…
Todo explica todo, porque todos somos uno….
Masaru dijo que el cristal más hermoso que había visto era el formado por las palabras AMOR Y GRATITUD (foto), porque era como si el agua se hubiera regocijado por ello y lo celebrara con una flor en cierne.
Amor y gratitud… el fundamento de todas las religiones…
El agua nos habla de la delicadeza que posee el alma humana y el impacto que el amor y la gratitud pueden tener en el mundo. En Japón se dice que las palabras del alma residen en un espíritu llamado kotodama o espíritu de las palabras, y que algunas pueden cambiar el mundo, o al menos nuestro mundo, por cuanto influyen en nuestra manera de pensar y sentir. De aquí que las cosas funcionan mejor cuando empleamos palabras y pensamientos positivos…
Con todo lo dicho hasta el momento, pensemos lo siguiente: Si nuestro cuerpo está compuesto, tal como dijimos anteriormente, de un 70% de agua, imaginemos lo que nos hacen las palabras, sentimientos y pensamientos que emitimos a diario…
Una buena manera de comenzar nuestro día sería chequeando todas las cosas por las cuales nos sentimos agradecidos. No nos concentremos en lo que no tenemos, en nuestras quejas, en nuestros problemas, porque eso reforzaría el mensaje del agua que recorre nuestro cuerpo y atraeríamos más de lo mismo.
La gratitud cambia nuestra energía, cambia nuestro pensamiento y trae más gratitud, más cosas por agradecer. La gratitud acciona la abundancia, porque cualquier cosa que pensamos y agradecemos la atraemos.
VISUALIZAR
La visualización implica materialización posterior. “Pienso, luego existo” nos dijo un filósofo alguna vez… ¡y es cierto! Cuando visualizamos, cuando tenemos una imagen en nuestra mente y anticipamos la alegría por haber logrado eso que queríamos, lo logramos en poco tiempo. El tema es permanecer en el resultado final.
Si deseamos una determinada casa, generemos constantemente la sensación y la alegría de estar en ella (HOY, en tiempo presente). Visualicémonos recorriéndola, decorándola, recibiendo a nuestros amigos, amaneciendo en ella y viviendo nuestro día a día, etc…
Ese sentimiento, esa visión interna será un portal abierto, a través del cual el poder del universo comenzará a expresarse.
Una buena idea sería armar nuestra “pizarra de los sueños”, en la cual peguemos todo lo que queramos atraer, y detenernos en ella cada día. Pequemos la foto de la casa y del auto que deseamos; la cifra que queremos ganar cada mes, la foto del lugar que queremos conocer y las metas que queremos lograr, etc… ¡Todo es posible!
Einstein aportó al mundo –entre muchas otras cosas- el siguiente pensamiento: “La imaginación lo es todo. Es la vista previa de lo que la vida va a traer”
Entonces, decidamos lo que queremos, creamos que podemos lograrlo, que somos merecedores de ello y que es posible para nosotros.
Luego, cerremos los ojos durante varios minutos; visualicémonos teniendo cada una de esas cosas y complementemos dicha visión con los sentimientos de tenerlo ya.
Ahora, abramos los ojos y concentrémonos en lo que agradecemos de verdad.
Luego entremos en nuestro día y entreguemos todo al universo, confiando en que este se ingeniará para manifestar cada cosa deseada.
Para finalizar, me gustaría citar un pensamiento del Dr. Masaru Emoto, que se condice absolutamente con la ley de atracción que rige el universo… El dijo: “Si sabes que algo es posible dentro de tu corazón, en verdad lo es. Nosotros lo hacemos posible por medio de la voluntad. Lo que imaginamos en nuestra mente se convierte en nuestro mundo. Esa es solo una de las tantas cosas que he aprendido del agua”
...porque como dijo Sixto Paz Wells hay que “Creer para crear y decretar para concretar"...
michela.vidamagica@gmail.com