Las Historias de Ibrahim

"Regresiones de un hombre muerto. The Jacket"... por Adrien Brody y Keira Knightley











“Yo tenía 27 años la primera vez que morí. Todo era blanco.

Había una guerra y me sentía vivo, pero estaba muerto.

A veces creo que vivimos las cosas solo para decir que sucedieron. Que no le sucedió a otro.

Que me sucedió a mí.

A veces vivimos para vencer las probabilidades.

No estoy loco, aunque los demás lo creyeron.

Vivo en el mismo mundo que los demás, solo que vi más de él… como seguramente tú has visto...

A veces la vida solo puede comenzar de verdad al conocer la muerte, al saber que todo puede terminar, aún cuando menos lo quieres.

Lo importante en la vida es creer que, mientras estás vivo nunca es tarde.

No importa cuan malo parezca todo, porque las cosas se ven mejores al estar despiertos que dormidos.

Cuando mueres, solo hay una cosa que quieres que pase… Quieres regresar.”

Starks Jacks


1992. Una guerra. Una muerte. Una regresión en el momento justo. Un error, el comienzo de una pesadilla y múltiples viajes por el tiempo que permiten luego del impacto ver, modificar el destino y decidir cual será el camino indicado para llegar al final esperado.


“Regresiones de un hombre muerto. The Jacket”, por Adrien Brody y Keira Knightley, es una película impactante, que hoy me conduce a mil preguntas, que no soy capaz de responder…


En este último tiempo el cine nos ha acercado a obras como “Efecto Mariposa”… “Dejavu”… y “Regresiones de un hombre muerto”, que no son inocentes (como nada lo es de un tiempo a esta parte). Entonces, ¿qué nos están queriendo decir en un momento en el que estamos transitando la cuenta regresiva?

Entre las preguntas que me surgen, comparto con ustedes las siguientes:

¿Qué es la vida? y ¿Para qué ES? ¿Qué juego jugamos al vivir?

¿Hacia donde vamos?

¿En qué momento el tiempo quiebra su curso y nos lleva a otras realidades? ¿Y por qué luego nos devuelve a esta realidad? ¿Para qué? ¿Cuántas veces vamos y venimos?... y en ese camino… ¿Cuántas veces nos encontramos?

¿Por qué me queda esta extraña sensación de que el tiempo es una ilusión y de que todo lo que es, todo lo que existe, se concentra en un eterno presente… perdido a lo mejor en otra época y en otra dimensión?

¿Quiénes son las personas que nos rodean y por qué están a nuestro lado? ¿Qué nos quieren decir? Y nosotros… ¿Somos capaces de escuchar? ¿Somos capaces de captar los sutiles mensajes que pueden cambiar diametralmente nuestro tiempo y espacio, cuando estamos tan sumidos en el relativo de cada día?

¿Qué son los sueños? ¿Un transporte a otros momentos, disfrazados de inactividad mental?

¿Qué es la intuición? ¿El haber vivido ya una misma situación? ¿Vivido cuántas veces? Y ¿Cuál fue la primera? ¿o la última? Y en este caso ¿a qué llamamos primero y a qué último?

¿El tiempo y los hechos transitan de verdad una línea recta?

¿Quiénes son quienes pueden leer el futuro? ¿Personajes de otras vidas que intentan ayudarnos en este camino? ¿Cuántos de ellos se desvían por haber olvidado su objetivo, y nos hunden consigo?

¿A dónde vamos cuando decimos que dormimos? ¿A dónde vamos cuando decimos que morimos?

¿Qué hubiese pasado si hubiésemos tomado otra decisión, si hubiésemos escogido otro amor, si hubiésemos optado por un trabajo diferente o si hubiésemos elegido, simplemente, otro rumbo?

¿Podemos arrepentirnos, haciendo borrón y cuenta nueva para comenzar una vez más? ¿Quién lo permite? ¿Cómo lo sabemos? ¿Existen las segundas oportunidades?

¿Está todo decidido? O ¿Estamos predestinados a diseñar nuestras existencias, nuestros presentes, nuestros aquí y ahora, partiendo del principio cuántico de que todo lo que es, primero fue un pensamiento?

¿A quienes se les permite despertar a múltiples y simultáneas realidades para decidir a partir de allí que hacer? ¿Cuáles son los disparadores a esas realidades?

¿Qué es el destino? ¿Es una elección que ya hicimos y que no recordamos?

¿A qué llamamos locura ajena? ¿A una gran incapacidad personal?

¿Existe la coherencia, la cordura cuando no somos capaces de explicar nada de lo que nos sucede, ni de tolerar lo que no podemos comprender?

¿Se puede hablar de cordura y de racionalidad cuando condenamos lo que no nos conviene y obramos haciendo que cualquier medio justifique cualquier fin?

¿Somos todos observadores y observados?

¿Cuál es el fin último del ser humano? ¿Qué es lo que debemos aprender y vivir para saltar –definitivamente- a otro estadio de consciencia?


Y así las preguntas podrían seguir surgiendo indefinidamente, pero lo cierto es que ellas esconden varios conceptos, que ni siquiera podría comenzar a tratar, pero que están…


El juego de la vida; la a-temporalidad del tiempo; los mensajes subliminales; la existencia de vidas paralelas; los caminos alternativos; los diversos escenarios; la posibilidad de cambiar el rumbo; la evolución y la felicidad como fin último del ser humano…


Ya no puedo, bajo los conceptos actuales, decir cuan real es lo que vivimos. Los paradigmas que rigieron hasta ahora gran parte de mi vida, se derrumban porque no sirven para dilucidar el significado de las nuevas evidencias…


Definir la vida como un juego es llamarla por su nombre. Ya lo insinuaba Stephen Hawking en su libro la “Historia del Tiempo”… muy sutilmente y entre líneas…. Y de esa insinuación concluyo que la vida es el gran reality de alguien más… Vivimos, aprendemos y saltamos al próximo escenario… Vivimos, tropezamos y volvemos a comenzar… La pregunta entonces es ¿Hacemos todo a la vez en un tiempo que –de existir- sería no lineal? ¿Para qué?


Nuestra cotidianidad no nos permite detenernos para analizar. Vivimos por vivir. Nos resulta mucho más fácil hacer de cuenta que no existe un más allá, que nos trascendemos más que lo que podemos percibir con nuestros sentidos. Entonces… ¿Qué sentido tendría todo?... ¿Qué sentido tendrían nuestros errores, nuestros sufrimientos, nuestros tropiezos, nuestras alegrías, nuestros aciertos, nuestras luchas existenciales?


Y es justamente ésta la postura que nos estanca en un mundo virtual, que como dijo Sixto Paz Wells, en su última disertación en Trelew -a la cual tuve la oportunidad de acudir-, “Un mundo que ya no existe… Este es un mundo y un tiempo virtual… que se nos ofrece como la última alternativa para despertar, antes de que se produzca el cambio de los tiempos”…


El tiempo se acorta, es cierto… ¿Por qué no despertamos entonces? A lo mejor nos asusta lo que no conocemos, pero eso desconocido debería ser nuestro gran desafío…


El pasado y el futuro, se suceden en un mismo instante, ahora, ya… Pasado, presente y futuro se entremezclan y se confunden en un sin fin de vidas alternativas. Todo forma parte de un plan perfecto, que solo requiere de mucha conciencia para ser descubierto y pueda así, cumplir con su objetivo final…


Malgastamos nuestro presente pensando en el pasado y el futuro, y todo se sucede en un mismo instante.


Nos preocupamos de la muerte y no nos damos cuenta de que nuestras opciones son variables manejables mientras estamos vivos…


Nos preocupamos de la muerte y no nos damos cuenta que la muerte es solo un principio disfrazado de fin…


Nos desesperamos por aprender, pero llevamos gravado de manera íntegra, el conocimiento en cada una de las células de nuestro ser.


Cada muerte lleva consigo un renacer y cada nuevo nacer pone en cero nuestro reloj biológico, y por qué no mental; mientras que por dentro sigue corriendo –sin detenerse jamás- el tiempo de nuestra existencia en la eternidad. Un tiempo que encierra el conocimiento de cada una de las vidas que vivimos, pero que olvidamos con cada nuevo nacer... tal como lo decía el gran filósofo Platón


Nos desesperamos por decidir y olvidamos que nada está librado al azar, y que para encontrar las respuestas que tanto tiempo buscamos solo debemos agudizar nuestros sentidos, inventar nuevos sentidos y mirar el contexto que nos rodea bajo otra mirada, debemos mirar detrás de las sensaciones y percepciones porque todo explica todo. Porque todos somos Uno.


Podemos ver o no ver, creer o no creer. Podemos intentar evolucionar o quedarnos en el relativo. Podemos buscar la felicidad en un camino que nos amigue y complemente con la vida, o seguir como estamos…


Y entre las preguntas que podrían comenzar a marcar el fin de esta reflexión están las siguientes:


Si en otro momento de nuestra existencia hubiésemos sido capaces de ver nuestro presente… ¿Qué hubiésemos modificado?


Si en este preciso instante pudiésemos trasladarnos al futuro, para ver nuestra vida, por ejemplo dentro de 15 años… ¿Qué o a quién miraríamos primero… y por qué? ¿Qué trataríamos de cuidar? ¿Qué trataríamos de lograr?


¿Podemos entonces cambiar nuestro destino?


¡Qué pregunta!


Porque si vivimos simultáneamente diversas realidades tal como lo deja entrever el argumento de la película… ¿de qué cambio hablaríamos si cambiamos todo el tiempo sin saberlo siquiera?


A lo mejor ese cambio implique tan solo, en una nueva acepción de términos, una elección consciente: la de elegir qué juego nos conviene jugar -en este gran juego llamado vida- para lograr nuestro fin último como seres humanos, el de ser plenamente felices…


Una vez que logremos ser felices, sin importar lo tan malas que puedan presentarse las circunstancias… entonces se esfumará este mundo y estaremos listos para saltar al próximo estadio de conciencia…


Es nuestra responsabilidad que así sea, porque en definitiva, nuestra vida es la suma de todas y cada una de nuestras elecciones…




michela.vidamagica@gmail.com