Las Historias de Ibrahim

Cuencos Tibetanos: mente, cuerpo y alma alineados con el universo


Múltiples investigaciones nos hablan del poder terapéutico que posee el sonido y su uso como herramienta de transformación personal.
El masaje sonoro se usaba antiguamente en el Tibet para complementar y aumentar el efecto curativo de los masajes manuales.
SOBRE LOS CUENCOS
En la actualidad los cuencos están compuestos por una aleación de siete metales, cada uno de ellos afinado individualmente en meditación, para despertar sus sonidos milenarios y así permitirnos alcanzar la armonía y elevar nuestra.
En la antigüedad eran vasijas de diferentes tamaños que estaban compuestas por once metales y se usaban, desde ese entonces, para la sanación de algunas dolencias.

Tienen una forma y un temple especiales que les permite sonar al ser frotados en su borde con una vaqueta de madera. Producen una gama de sonidos armónicos o sobretonos (un sonido fundamental del cual se desprenden otros más agudos que guardan una relación armónica entre sí) y tienen una sonoridad que perdura por largo tiempo expandiéndose por todo el ambiente, cambiando la vibración de su entorno.


SOBRE SU USO
Al ser utilizados en meditación y reequilibrio energético crean profundos estados de relajación, ayudando a liberar la energía acumulada (angustia, estrés y otros malestares físicos y espirituales).

La forma que poseen facilita la expansión de sus vibraciones, y su tamaño determina el tono de su sonido fundamental, siendo en el modelo chico el más agudo. Las vibraciones armónicas alteran la materia reordenando su estructura molecular, realineando y equilibrando la energía en todos los niveles.

Las armonizaciones con cuencos tibetanos, nos invitan a sintonizarnos dentro de la gran sinfonía de la vida.

El misterio de estos sonidos milenarios nos envuelve en una caricia de vibraciones y nos invitan a un viaje único y personal donde el tiempo parece detenerse, donde la realidad adquiere una nueva dimensión, la mente se relaja invitándonos a entrar en armonía con el universo.

Todo lo que existe en el Cosmos vibra, y nosotros, vibramos también dentro de esa sinfonía universal.

Sus sonidos son puros, intensos, y guardan un misterio particular capaz de transportar a cada participante, a una experiencia difícil de explicar con palabras, una experiencia para transitar y disfrutar con todo el cuerpo.

Recordemos: La música es el lenguaje universal. Dentro de nuestro cuerpo hay música. Nuestros órganos, células, los chakras, y sus elementos (aire, tierra, fuego, agua) emiten sonidos. A cada chakra le corresponden sonidos y vibraciones específicas. Cuando todo en nuestro cuerpo está afinado se produce música.

Cuando se producen bloqueos, el cuerpo deja de resonar con el universo y con su entorno, porque pierde su sonido original armónico apareciendo la desarmonía.

Al aplicar sobre el cuerpo, ya sean los sonidos armónicos de los cuencos, o de la voz, por resonancia, el cuerpo reconoce los sonidos, identificando así el que necesita para reestablecer su equilibrio y armonía natural”.