
Cuando hablamos de justicia hablamos de la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde, física, mental y espiritualmente hablando, llevando esta situación a todos los órdenes de la vida.
Pero lo cierto es que, como están dadas las cosas, parece que la justicia no existe como tal, porque el mundo no fue organizado para ser justo. La injusticia está a la orden de cualquier acontecimiento, pensamiento, sentimiento y acción, etc., máxime si advertimos que, ya no podemos hablar de valores que conformen los pilares de nuestro accionar.
Somos injustos pero queremos justicia, reclamamos justicia; y como no siempre la recibimos, usamos su carencia para justificar nuestra infelicidad.
-“¡No es justo!”…- Es la queja más común y el lema de las relaciones ineficaces.
Tal como podemos advertir, el concepto de justicia es un concepto externo, una forma que tenemos para evitar el hacernos cargo de nuestra propia vida, de nuestra propia realidad.
¿Por qué? Porque atamos nuestra valoración y bien-estar a terceros, a factores externos.
En lugar de pensar que las cosas son injustas, podemos decidir lo que realmente queremos y ponernos a buscar los modos para lograrlo, de manera independiente a lo que el resto del mundo quiera o haga.
Si nos enfocamos en nosotros mismos, en lugar de compararnos con los demás, veremos que no vale la pena molestarnos por la falta de equidad y justicia. Si cargamos con frases como: “Si él puede hacerlo yo también”, viviremos la vida según los demás y no creándola nosotros mismos a nuestra manera.
Los celos son otra forma que tenemos para exigir justicia. Implican exigirle a alguien que nos quiera de cierto modo… -“¡No es justo que no lo hagas!”
Esto evidencia la falta de confianza que tenemos en nosotros mismos, porque se trata de una actividad dirigida a otros. Permitimos que el comportamiento de otro nos produzca incomodidad emocional.
La gente que se quiere a si misma, trabaja para alejar los celos y no se deja perturbar cuando otra persona no actúa con “justicia”.
¿Por qué? Porque atamos nuestra valoración y bien-estar a terceros, a factores externos.
En lugar de pensar que las cosas son injustas, podemos decidir lo que realmente queremos y ponernos a buscar los modos para lograrlo, de manera independiente a lo que el resto del mundo quiera o haga.
Si nos enfocamos en nosotros mismos, en lugar de compararnos con los demás, veremos que no vale la pena molestarnos por la falta de equidad y justicia. Si cargamos con frases como: “Si él puede hacerlo yo también”, viviremos la vida según los demás y no creándola nosotros mismos a nuestra manera.
Los celos son otra forma que tenemos para exigir justicia. Implican exigirle a alguien que nos quiera de cierto modo… -“¡No es justo que no lo hagas!”
Esto evidencia la falta de confianza que tenemos en nosotros mismos, porque se trata de una actividad dirigida a otros. Permitimos que el comportamiento de otro nos produzca incomodidad emocional.
La gente que se quiere a si misma, trabaja para alejar los celos y no se deja perturbar cuando otra persona no actúa con “justicia”.
¿Cuándo demandamos justicia?
1. Cuando nos quejamos porque otra persona gana más, por el mismo trabajo que hacemos nosotros;
2. Cuando nos molestamos ante las infracciones impunes que cometen los demás;
3. Cuando aseveramos... “¿Acaso yo te haría algo así?”
4. Cuando nos sentimos en la obligación de corresponder favores con cenas o besos con afecto;
5. Cuando decimos… "Tú saliste anoche, no es justo que yo me quede hoy”
6. Cuando sentimos que, si él puede hacerlo, yo también;
7. Cuando, a la hora de elegir un regalo para nuestra pareja, gastamos la misma cantidad de dinero que gastaron ellos para efectuarnos un regalo a nosotros...
8. Etc...
Una vez más, atar nuestro bienestar a “cuan justos” deberían ser los otros con nosotros, nos volvería inmensamente vulnerables…
Y en este punto me pregunto…
¿Cómo podríamos hablar de una justicia universal, aceptada por todos, cuando cada uno valora de manera subjetiva y de manera acorde a como fue sucediéndose su vida y a cómo fue armando su escala de valores?
¿Cómo podríamos ser justos, cuando muchas veces actuamos “devolviendo” las acciones que nos llegan, solo porque pretendemos equilibrar nuestro ego, y olvidamos que la venganza es solo otra forma de ser controlados por los demás?
Si bien es cierto que trabajar sobre estos conceptos no es fácil, también es cierto que si queremos una vida plena debemos al menos intentarlo.
Nuestra vida es nuestra responsabilidad, y nuestra felicidad depende de todas y cada una de las decisiones que adoptemos a lo largo de la vida…
Nunca olvidemos que un ser humano madura, cuando deja de culpar a los demás por lo que le sucede…
ميجيلا خورخي