Las Historias de Ibrahim

Lazos rotos




Así como un amor intenso, o una simple ilusión, son capaces de poner el mundo en nuestras manos, la pérdida intempestiva de ese estímulo externo, por la razón que fuere, puede sumirnos en una depresión difícil de superar...

Hay 3 historias que quiero contarte...

Ayer, en la cola del supermercado, un hombre de unos 35 años de edad, recibió una llamada telefónica. Tras ella, todos los presentes nos convertimos en espectadores de su intimidad...

-"Yo no me voy hacer cargo de lo que hay en tu cabeza. Lo mío fue claro desde el principio. Estoy cansado de que me persigas y cuestiones... ¿No te parece que 3 meses de haber tenido una historia conmigo no te dan derecho a hacerme ningún reclamo?... La confundida sos vos... Pero está todo bien. Llamame cuando quieras y nos vemos."


Hace un par de semanas, una amiga salió de su trabajo, pasó por casa y me contó que su pareja, de la noche a la mañana, la puso frente a sí y le dijo que todo había terminado.

Le pregunté por qué, y me dijo que pudo entrever -en sus palabras y "motivos"- que él no aceptaba su vida y su éxito profesional. Le dijo que ella estaba más preocupada por ganar dinero que por alimentar la relación. Que no lo "atendía" como él esperaba y que como no se bancaba más esa situación, daba todo por terminado...

Ella me confesó que estaba desahuciada, que no entendía como podía ser tan duro después de haber vivido una relación como la que vivieron; que su postura no le dio opción a nada y que no sabía como iba a seguir después de esa desilusión. También me dijo: -"Pagué un precio muy alto por crecer y salir adelante, porque pagué con mi felicidad".


Y hoy, otra amiga, tras contarme lo que hizo el fin de semana, me djo: -"¡Qué frustrada me siento por haber querido resucitar a un muerto!"...

Ella, vivió una historia de desencuentros con su última relación. Muchas idas y vueltas, hasta que se cansó.

Si mi amiga tenía alguna duda de lo que sentía por él, este fin de semana -tras encontrarlo e intentar recuperar lo alguna vez vivido- comprendió que no quedaba nada...

- "¡Fue un error! Me dijo.... Estoy vacía... ¡No entiendo lo que sentí alguna vez por él!"

¡Y claro! Arrastró consigo la idea que tenía de él, pero su sentimiento ya no estaba y aquel "reencuentro", transformó un buen recuerdo en una gran desilusión.


........
Yo no voy a juzgar ninguna de estas historias, porque cada quien tiene la suya y cada parte defiende su postura.

Pero coincidirás conmigo en lo complejas que se volvieron las relaciones.

Tenemos demasiados motivos para no creer, no apostar, no acompañar, no negociar y huir... ¡Siempre huir! El tiempo se ha convertido en sinónimo de deterioro. Rompemos vínculos y volvemos a formar nuevos vínculos con heridas aun sangrantes... ¡y todo vuelve a ser un fracaso, porque no estamos bien!

¿No será que, en algún punto, nos hemos perdido a nosotros mismos?
Necesitamos frenar la marcha, redescubrirnos, curar heridas del pasado y liberarnos de todo lo que nos sigue dañando.

Debemos estar libres para amar y comprender que, compartir nuestra vida con alguien no es un juego. Hay cosas muy fuertes en el medio que podrían condicionar la vida de una u otra parte, para siempre.

También debemos ser conscientes de que no podemos dar lo que no tenemos, pero que tampoco podemos morir con lo que perdemos.

Puntos de vista a esto que planteo hay miles, pero para mi, la clave está en comprender que como es adentro es afuera. Que si no estamos plenos, nadie va a cubrir nuestras espectativas, ni llenar nuestros vacíos. Que si bien el cambio no es fácil, tampoco es imposible...

Y que un buen punto de partida podría ser, el intentar sacar, la basura, que tenemos en nuestra mente y en nuestro corazón. ¿No te parece?