Las Historias de Ibrahim

Rogelio...


Hace unos años llegué a vos casi por casualidad... ¿Te acordás? Mochila a cuestas y comenzando mis vacaciones, toqué la puerta de tu casa y vos me abriste la puerta de tu vida.

Cuando me sonreiste por primera vez y pude percibir tu esencia, me cobijé en tu mundo, sin pedirte permiso, y allí me quedé...

El tiempo, sin más, comenzó a transcurrir...

Un viaje me llevó a otro y ese otro a otro y ese otro a otro... y de repente me encontré necesitando de tu paz y de esas eternas charlas que solíamos tener sentados frente a la ventana de tu cocina... ¡Si si! Frente a esa "ventana mágica", que nos trasladaba -en un abrir y cerrar de ojos- al corazón del Piltri.

Tanto el dorado del otoño, como el frío del invierno, los colores de la primavera y el calor del verano, fueron cómplices de nuestras caminatas por el Bolsón, en las cuales vociferabas a los 4 vientos tu enorme alegría.

Si... "Viajé a vos" cada vez que tuve ganas de hacerlo... ¡Asi de simple! ¡Tan simple como lo son las cosas que me importan de verdad!

Si coincidís conmigo en que uno debe sumar para su vida la máxima cantidad posible de momentos felices, dejame decirte que vos me hiciste inmensamente feliz... ¡Y eso es algo que siempre te voy a agradecer!

¡Gracias por haber transformado, la casualidad de conocerte, en destino!

Gracias por haber sido, más que un amigo, un padre para mi... ¡Un padre que me ayudó a entender -bajo una perspectiva diferente-, cada cosa de mi vida!

UFFF ¡Cuanto voy a extrañarte Rogelio! Pero yo se que tu partida va dar lugar a una nueva vida, y que en esa nueva vida, nos vamos a volver a encontrar...

Por lo pronto, voy a llevarte siempre conmigo, atado al mejor de los recuerdos... ¡¡porque cuando algo es bueno dura para toda la eternidad!!
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